Mi clase memorable

MI CLASE, ¿MEMORABLE?

Decido comenzar la reflexión de este posteo con una pregunta, no con una afirmación. Eso ya es un montón. ¿Por qué? Porque algunos posteos atrás compartí con ustedes lo que fue para mí una "clase memorable". Me sigue gustando y atrapando mi clase y considero que mis alumnos la recuerdan, "la vuelven a pasar por su corazón" (eso significa re-cordis), o al menos alguna vez lo hicieron. Sin embargo, los parámetros o estándares de una clase memorable, para ser considerada como tal, se han convertido en más rigurosos e innovadores. El contacto con la lectura y análisis del material brindado por el curso, cambió mi aseveración pasada en una pregunta. 

En una pregunta que guarda, al menos, una iniciativa en la toma de conciencia de un cambio urgente que debemos encarar todos los docentes para evitar aulas vacías y alumnos aletargados por el aburrimiento. No porque tengamos que "divertirnos" meramente en las clases, sino porque debemos comenzar a utilizar herramientas que interpelen su cultura, la cultura de la sociedad del conocimiento. Quizás la clase magistral ya no va más, quizás nuestros alumnos ya no la necesiten, quizás no los mueva a la reflexión, al descubrimiento, ¿la desterramos por completo? No, en absoluto, pero destronémosla un poquito, quitémosle la corona de reina y solo hagamos uso de ella cuando sea necesario. 

Si analizo mi clase a la luz del enfoque didáctico utilizado considero que se acercó bastante a los estándares del aprendizaje por descubrimiento así como de un énfasis otorgado a las actividades. El planteo de una situación problemática -"publicitar en la escuela la lectura de esa obra literaria"- generó en ellos la necesidad de crear un producto, lo mas atractivo posible, para captar adeptos. Si bien fue una práctica preciosa, fue "única", es decir, no periódica ni sistemática sino que se dio en un momento del año. Quizás el desafío sea ahora asimilar este tipo de prácticas a la cotidianidad del aula. 

Los dejo, invitándolos a ustedes también a la reflexión, y... riéndonos un poco ¡hasta la próxima!